Resumen
Reducciones es el término que se utilizó, en el siglo XVI, para referirse a los ‘Pueblos Reales de Indios’ creados por el estado colonial español a partir del reasentamiento forzoso de la población indígena y su concentración o ‘reducción’ en determinados pueblos nucleares. En el Virreinato del Perú, particularmente en el territorio de lo que fue el estado inca del Tawantinsuyu, este programa de reasentamientos masivos se inició en los 1570s como parte de las reformas implementadas por el Virrey Toledo con el objetivo de institucionalizar la presencia del estado colonial, consolidar su capacidad de captar directamente los recursos de las sociedades andinas e incrementar la producción de las minas de plata de Potosí. En la región del Qullasuyu, las ‘reducciones de indios’ permitirían no solo controlar y evangelizar más sistemáticamente sino también recaudar el tributo indígena y reclutar más eficientemente mano de obra para las minas de Potosí, bajo el sistema de la mita. Aunque los resultados no fueron los previstos, la “reducción de los indios” provocó una dramática reconfiguración del territorio y la fragmentación y desestructuración política de los grandes señoríos aymaras del altiplano.
Las reformas Toledanas constituyeron el mayor conjunto de transformaciones que la corona española fue capaz de implementar en esta región. Su diseño se basó en la información recogida a través de un exhaustivo censo llamado Visita General que consistió en el recuento de la población y en una minuciosa investigación sobre las características de los territorios indígenas, la calidad de sus recursos naturales, su capacidad de producción de excedentes, las características del sistema tributario del estado Inca, etc.1 Sobre esta base se institucionalizó la organización político-administrativa del territorio, se racionalizó el régimen tributario y de prestaciones laborales y se identificó el emplazamiento de los pueblos reales de indios donde se concentraría a la población indígena. El nuevo régimen tributario distinguía dos formas principales de extracción del tributo al que estaban sujetos los indígenas relocalizados en las reducciones: el impuesto en dinero que debía pagar cada ‘originario’ -hombres hábiles entre 18 y 50 años registrados en una reducción- y la prestación laboral obligatoria que debía cumplir en las minas de Potosí cada cierto tiempo. Es así que este sistema de reclutamiento forzoso de mano de obra rotatoria llamado mita se convirtió en una política del estado colonial para subsidiar la industria minera de Potosí.2
La monetización del tributo indígena, la institucionalización de la mita Potosina y las reducciones de ‘indios’ fueron las tres medidas que afectaron más profundamente la organización territorial y política de los señoríos aymaras del Qullasuyu. Concebidas como una racionalización de la administración colonial de territorios y poblaciones y como una sistematización de los mecanismos de extracción de excedentes y trabajo, estas tres medidas estaban estrechamente articuladas, siendo las reducciones la pieza clave de la articulación.
En efecto, en las reducciones se podía gobernar a los ‘indios’ y evangelizarlos de manera más ordenada, recaudar el tributo más sistemáticamente y reclutar a los trabajadores de turno para la mita más eficientemente. La intrusión del estado colonial en la vida cotidiana de los indígenas y los mecanismos de vigilancia y disciplinamiento se expresaban de muchas maneras, empezando por el trazado de las calles y las regulaciones sobre el uso del tiempo y del espacio. Siguiendo el diseño de un damero, cada pueblo tenía una plaza central alrededor de la cual se encontraban la iglesia, el cabildo, la cárcel, el mercado y una casa para los españoles visitantes. Los indígenas relocalizados en el pueblo debían construir sus casas a lo largo de las calles rectilíneas que partían de la plaza.3 Se establecieron nuevas instituciones con autoridades españolas e indígenas para administrar el pueblo y hacer cumplir las exacciones estatales. Las autoridades indígenas pasaron a ser funcionarios pagados por el estado para recaudar tributos y reclutar mitayos (trabajadores de la mita).
A pesar de significativas variaciones regionales, las ‘reducciones de indios’ constituyeron un “ataque a las redes de parentesco andinas de una magnitud sin precedentes”.4 Al definir la pertenencia e identidad de una persona en base al principio de residencia en un lugar fijo, este “ataque” socavó el principio de descendencia que había definido, hasta entonces, la estructura de pertenencia étnica y la organización de territorios discontinuos (archipiélagos verticales) de los señoríos aymaras.5
En efecto, este ambicioso proyecto de reasentamientos forzosos implicó la desestructuración de los territorios discontinuos de las grandes unidades sociopolíticas aymaras, el desarraigo de miles de aldeas dispersas a lo largo de esos archipiélagos verticales y la desarticulación de la estructura de pertenencia étnica -basada en el principio de descendencia- que aseguraba su integración política y económica. De manera más o menos arbitraria, se juntaban en un mismo pueblo familias que pertenecían a distintos señoríos aymaras o a distintos segmentos de un mismo señorío. Si bien la población “reducida” fue organizada en grupos manteniendo elementos de la estructura del ayllu, eran nuevos grupos de indígenas con distinta filiación étnica.
Por lo tanto, el proceso de reducción implicó una reconfiguración profunda de las pertenencias étnicas: los nuevos grupos, o ayllus reconstituidos, se convirtieron en el principal referente para la conformación de nuevas identidades y la memoria de pertenencia a macro entidades políticas aymaras se fue desvaneciendo.6 Con el tiempo, estos ayllus reconstituidos serían comúnmente denominados “comunidades indias”.7
En la visión de Toledo, las reducciones debían conformar una república de indios separada de la república de españoles y constituirse en comunidades autosuficientes capaces, además, de producir un excedente significativo para sustentar el aumento del impuesto tributario y del número de mitayos. Toledo entendía que la sostenibilidad de este proyecto (y de la economía colonial en la región) dependía de preservar la base agraria de las “comunidades indias” y las condiciones necesarias para “su reproducción social dentro de la matriz de la economía del ayllu”.8 Es así que el territorio de una ‘reducción de indios’ incluía una extensión de tierras alrededor del pueblo para ser distribuidas entre los ayllus que conformaban esa reducción. Combinando elementos de comunidades agrarias ibéricas y normas andinas, el estado toledano garantizó derechos corporativos sobre la tierra y legitimó derechos de usufructo para las familias de los indios registrados como ‘originarios’.
En general, aunque el resultado difirió mucho del diseño original, las reformas de Toledo sentaron las bases para una presencia más institucionalizada del Estado colonial e implicaron nuevas formas de convertir a los andinos en “indios” y a los “indios” en súbditos del imperio español. Tal vez el mayor éxito de estas reformas fue lograr un significativo incremento de la producción minera al punto que, para los 1590s, la plata de Potosí alcanzó el mayor auge de su historia. Auge que se debió a la combinación de importantes innovaciones tecnológicas, inversiones en infraestructura y la institucionalización de la mita. Donde Toledo no tuvo éxito fue en la creación de “comunidades indias” segregadas y sostenibles en el tiempo. El frágil equilibrio entre expropiar los excedentes indígenas y garantizar las condiciones para su producción se quebró rápidamente frente a las fuerzas del mercado desencadenadas por las mismas reformas.
De hecho, las reformas de Toledo produjeron efectos contradictorios e imprevistos y fueron resistidas de múltiples formas. Frente a los desarraigos y reasentamientos forzosos los andinos respondieron emprendiendo largas batallas legales para recuperar el acceso a islas étnicas o denunciar abusos de las autoridades coloniales. Frente a la presión del tributo y de la mita, los andinos respondieron huyendo de las reducciones y/o integrándose al mercado del espacio económico articulado alrededor de Potosí donde podían vender productos, servicios, o mano de obra.
Huir de los pueblos reales indios donde estaban registrados como ‘originarios’ era, sin duda, la forma más radical de evitar tributos y obligaciones laborales. A finales del siglo XVI, un número cada vez mayor de tributarios huyeron en busca de otros arreglos como “forasteros” en ciudades, campamentos mineros, haciendas u otros pueblos indígenas. Esta táctica de resistencia, sin embargo, aumentó la presión sobre las autoridades étnicas y los grupos de parentesco que tenían que encontrar el dinero para cubrir el tributo y sustituirlos en la mita o, alternativamente, perseguirlos. Este nuevo fenómeno, indígenas que huían a lugares de donde no eran ‘originarios’, no se habría expandido en la medida en que lo hizo si los dueños de haciendas, propietarios de minas, comerciantes urbanos o incluso autoridades de otras reducciones no hubieran estado tan dispuestos a ocultar a sus nuevos trabajadores.
Este efecto no previsto en el plan de Toledo estaba relacionado con el principio de residencia aplicado en la definición de categorías tributarias coloniales: los tributarios indios eran residentes ‘originarios’ del ‘Pueblo Real de Indios’ donde tenían derechos (acceso a la tierra) y obligaciones (tributo y mita). Dejar ese pueblo y convertirse en no- residentes en otro lugar implicaba escapar de la categoría de indio tributario, pero también renunciar al acceso a la tierra. Así, el fenómeno de los forasteros dio lugar al surgimiento de un número cada vez mayor de campesinos sin tierra e implicó una recategorización de los “indios” en ‘originarios’ (tributarios residentes ‘originarios’ con acceso a la tierra); ‘forasteros’ (no tributarios sin acceso a la tierra); y ‘yanaconas’ (dependientes de un señor español).9 Fue recién en los 1740s que el estado colonial logró reformar la legislación del tributo indígena para incluir a los forasteros como tributarios. Para ese entonces poco quedaba de las reducciones planificadas por Toledo.
En resumen, aunque los resultados no fueron los que Toledo esperaba, sus reformas sentaron las bases para una presencia más institucionalizada del estado colonial, la expansión de un mercado interno y la consolidación de un espacio económico que articulaba las economías campesinas indígenas con una economía de mercado, formando así un sistema híbrido donde las economías campesinas indígenas fueron obligadas -mediante mecanismos políticos- a subsidiar la reproducción de la fuerza laboral de las empresas españolas. No hay duda de que Toledo tuvo éxito en incrementar significativamente los volúmenes de producción de plata en Potosí, pero fracasó en su proyecto de crear ‘Pueblos Reales de Indios’ sostenibles en el tiempo. El orden que Toledo había imaginado de una sociedad colonial basada en la división entre pueblos españoles e indios resultó en una “compleja amalgama de clases, castas y grupos tanto en el mundo rural indígena como en los centros urbanos dominados por los españoles”.10 Lo que sí quedó firmemente establecido fue el rol de las comunidades indígenas como reservorio para extraer excedentes y mano de obra indígena y para subsidiar las empresas coloniales.
Bibliografía consultada
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Noble David Cook, Tasa de la Visita General de Francisco Toledo (Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1975.) ↩︎
Brooke Larson, Colonialismo y Transformación agraria en Bolivia: Cochabamba 1550-1990 (La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, 2017). ↩︎
Thomas Abercrombie, Pathways of Memory and Power. Ethnography and History Among an Andean People. (Madison: University of Wisconsin Press, 1988). ↩︎
Larson, Colonialismo y transformación agraria en Bolivia: Cochabamba 1550-1990, 125. ↩︎
Thierry Saignes, “De la Filiation à la Résidence: les Ethnies dans les Vallées de Larecaja”, Annales. Histoire, Sciences Sociales, 33, no. 5/6 (1978): 1160-1181. ↩︎
Abercrombie, Pathways of Memory and Power. ↩︎
Paula Zagalsky, “El Concepto de ‘Comunidad’ en su Dimensión Espacial. Una Historización de su Semántica en el Contexto Colonial Andino (siglos XVI-XVII)” *Revista Andina no. *48, (2009): 57-90. ↩︎
Larson, Colonialismo y transformación agraria en Bolivia: Cochabamba 1550-1990, 122. ↩︎
Nicolás Sánchez-Albornoz, Indios y Tributos en el Alto Perú (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1978). ↩︎
Herbert Klein, Bolivia: The Evolution of a Multi-ethnic Society ( New York: Oxford University Press, 1992), 51. ↩︎