Resumen
Encomienda y Repartimiento fueron las primeras instituciones de la colonización española establecidas por los conquistadores en las Américas. El Repartimiento era una forma de organizar a los habitantes de un área vagamente definida en grupos o unidades poblacionales sujetas a prestaciones laborales y tributarias. La Encomienda, o repartimiento de indios en encomienda, consistía en ‘encomendar’ (entregar o encargar) los indígenas de un repartimiento a un súbdito español (conquistador, colonizador) que se convertía así en encomendero. En recompensa por sus servicios o valor militar, se le otorgaba el derecho a recibir el tributo que los indígenas a su cargo debían pagar a la Corona española. A su vez, el encomendero tenía la obligación de garantizar el adecuado adoctrinamiento de los indígenas en la fe católica. Desde su implementación improvisada en el Caribe en los primeros años de la conquista hasta su abolición final en 1718, la institución de la encomienda sufrió múltiples modificaciones que redefinieron su duración, los derechos y obligaciones de encomenderos y encomendados, así como los contenidos específicos del tributo indígena que los encomenderos recibirían. En la colonización de sociedades de estado, como era el caso del Tawantinsuyu, estado Inca, la encomienda presentó características particulares.
A lo largo del siglo XVI, la Corona promulgó una serie de leyes limitando los derechos de los encomenderos con el fin de evitar el desarrollo de un poder señorial paralelo y en respuesta a las crecientes denuncias – hechas por algunos representantes de la iglesia – de los abusos que cometían los encomenderos con los indígenas encomendados. Aunque la institución de la encomienda siguió un curso distinto y tomó formas diferentes de acuerdo con las características específicas de cada región, de manera general, su importancia fue decayendo a medida que se fue consolidando un estado colonial con nuevas instituciones y estructuras políticas directamente controladas por la corona española.
Encomienda en los Andes centrales
En la conquista del estado Inca, y particularmente de los señoríos aymaras del Qullasuyu, la institución de la encomienda sirvió para “organizar la extracción del excedente sin alterar mayormente los mecanismos mediante los cuales se organizaba la producción” antes de la llegada de los españoles1. En efecto, al ser sociedades de estado, las sociedades andinas no solo tenían la capacidad de producir enormes excedentes agropecuarios y la tecnología para la extracción y tratamiento de minerales, sino también instituciones que regulaban la transferencia y redistribución de los excedentes. Durante las dos a tres primeras décadas de la colonización (1530’s – 1560s), todos los bienes necesarios para la subsistencia que consumían españoles y nativos, así como la plata que se comercializaba y exportaba eran no solo producidos con mano de obra indígena y con tecnologías propias, sino también en el marco de un sistema propio de relaciones y organización de la producción.
En este contexto, muchas autoridades indígenas lograban tener un cierto poder de negociación y un significativo margen de maniobra. En efecto, la mayor o menor dificultad para obtener el tributo – disponer de la fuerza de trabajo indígena y apropiarse de los bienes y servicios producidos bajo el sistema local andino – dependía de las relaciones que los encomenderos lograban establecer con las autoridades indígenas ya sea a través de alianzas e incentivos o a través de formas abiertamente violentas de presión para obtener su cooperación. Es así como la encomienda profundizó paulatinamente y refuncionalizó, en unas regiones más que en otras, las jerarquías socio-económicas que ya existían en el Estado Inca, pero de manera más regulada y controlada. En este contexto, los despojos coloniales consistieron, sobre todo, en violentos procesos de expropiación de la fuerza laboral y de los excedentes producidos por las sociedades andinas.
Por lo general, los encomenderos vendían en el mercado parte de los bienes recibidos en tributo (productos agropecuarios, ropa, utensilios, etc.) obteniendo así un ingreso monetario, lo que les permitía acumular un capital que luego invertían en diferentes emprendimientos, sobre todo mineros. En otras palabras, al convertir valores de uso en mercancías, la comercialización del tributo permitió la capitalización de los encomenderos y el desarrollo de un mercado interno en torno de la economía de la plata de las minas de Porco y Potosí. Con el tiempo, la paulatina integración de la población indígena en este mercado dio lugar a la monetización del [tributo](/es/content/TL004Tributo/.
El auge de la encomienda en el Qullasuyu coincidió con el primer ciclo/auge de la plata (1545-1560). Durante este periodo, los primeros virreyes del Perú (el virreinato fue creado en 1542) intentaron aplicar una legislación que tendía a la eliminación de la encomienda, pero tuvieron que retractarse ante la violenta reacción de los encomenderos. Sin embargo, la importancia y eficiencia de esta institución (como mecanismo de extracción del excedente) empezó a decaer en los 1560s en el contexto de la crisis de la minería (y de la producción en general). Esta crisis se debía no solo al agotamiento de los yacimientos superficiales del mineral, sino también al hecho de que el sistema andino de producción de plata había sido explotado al límite de su capacidad y al desastre demográfico causado no solo por las enfermedades que llegaron con los españoles sino también por la excesiva intensidad de la explotación de la fuerza de trabajo indígena.
Esta crisis exigió de la Corona la implementación de un conjunto de reformas estructurales (económicas, tecnológicas, institucionales, territoriales) para refundar la institucionalidad del estado colonial y desarrollar nuevas formas de producción y extracción del excedente más directamente ligadas a la Corona. Así, la consolidación del estado colonial – iniciada con las reformas del virrey Toledo en los 1570s – fue socavando progresivamente el poder de los encomenderos y la vigencia de la encomienda.
Bibliografía consultada
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————— “La Renta de la Encomienda en la Década de 1550: Piedad Cristiana y Desconstrucción.” Revista de Indias 48(1988): 109-145
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Karen Spalding, Huarochiri. An Andean Society under Inca and Spanish Rule (Stanford University Press, 1984), 124 (traducción propia). ↩︎