Resumen
En 1992, Puerto Rico fue anfitrión de La Gran Regata Colón ’92, evento internacional que coincidía con el quincentenario del comienzo de la colonización española en el Caribe. La Regata fue el último de un abundante –y sumamente costoso– calendario multianual de eventos para destacar el carácter hispanocaribeño de Puerto Rico, a la vez que se aclamaban los beneficios de la “relación especial” del archipiélago con Estados Unidos.1 Esta pose de Puerto Rico como “lo mejor de dos mundos,” largamente establecida en el discurso oficial, representaba un matrimonio perfecto entre el “carácter único” de la hispanófila cultura puertorriqueña y la conveniencia económica y política estadounidense, ambos principios asociados con la blanquitud en el corazón del ideal estadolibrista. El reconocimiento y la exaltación de las diferencias entre miembrxs de la “familia” puertorriqueña brilló por su ausencia en la celebración de esa blanqueada y aparentemente homogénea versión de la puertorriqueñidad. El oficialismo catalogó la identidad indígena como extinta en nuestras islas, mientras que asoció la Negritud principalmente con la esclavitud, o, en el mejor de los casos, la relegó a la posición de “sabor” folclórico; esto es, algo que se había superado a favor de ser sólo puertorriqueño.
Como niñxs de los noventa, la Regata forma parte de las memorias colectivas medulares de nuestra generación. Muchxs aún recuerdan visitar los barcos y comprar sus chucherías, así como los conciertos y el gentío congregado para ver el espectáculo desde El Morro, o el marinero ruso que apareció llorando en televisión al despedirse de San Juan.2 Ese marinero se había enlistado en la Marina de la Unión Soviética, país que ya no existía. Desde cambios geopolíticos, la globalización, la guerra y los realineamientos del poder, hasta discusiones en torno a políticas identitarias y el anticolonialismo, la última década del siglo XX se caracterizó por profundas y paradigmáticas transformaciones alrededor del mundo. Irónicamente, ese también fue el momento en que multitudes de personas en la isla grande de Puerto Rico se reunieron para celebrar la llegada de Cristóbal Colón, colonizador racista patrocinado por la igualmente racista monarquía española.
Usando la década del noventa como nuestro puerto de salida, hemos trabajado juntas en el proyecto Puerto Rico Negrx, exhibición que desafía la duradera creencia excepcionalista de que los ambiguos modos en que negociamos oficialmente nuestra colonialidad en Puerto Rico nos eximen del racismo, pues supuestamente hemos producido una democracia “racialmente armoniosa.”3 En la cultura puertorriqueña y su discurso nacional, la cuestión del estatus político del archipiélago tiende a cobrar protagonismo. Cuando se trata de raza, solemos escuchar la frase, “en Puerto Rico no hay racismo.” Tal idea no sólo ignora y niega las experiencias cotidianas de puertorriqueñxs negrxs, sino que también sirve un propósito colonial. La frase suele usarse para demostrar que Puerto Rico es diferente de Estados Unidos: aunque las islas siguen siendo una colonia, al menos “aquí no hay racismo.”
RAMÓN BULERÍN
Canóvanas, Puerto Rico 1952
Los tres amigos
The Three Friends
1996
Acrílico sobre canvas / Acrylic on canvas
59 x 62”
Colección / Collection Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico
Donación de / Gift of UBS, 2017
Foto cortesía Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico
Con una selección de piezas de los noventa hasta el presente, Puerto Rico Negrx resalta arte hecho por artistas afropuertorriqueñxs y caribeñxs viviendo en Puerto Rico y la diáspora. Puerto Rico Negrx tiene un precedente en la historia de exhibiciones de las islas. Paréntesis: ocho artistas negros contemporáneos fue una exhibición organizada por el artista, escritor y curador Edwin Velázquez en 1996.4 Producida independientemente, dicha exhibición incluía trabajos de Liz D. Amable, Ramón Bulerín, Jesús Cardona, Arleen Casanova Ferrer, Daniel Lind Ramos, Gadiel Rivera Herrera, Awilda Sterling Duprey y Edwin Velázquez. Inicialmente, el proyecto era una invitación abierta a todxs lxs artistas Negrxs en Puerto Rico. Sin embargo, sólo ocho artistas aceptaron el llamado a afirmar su Negritud. Tomaron la oportunidad para expresar su cultura, retando así la construcción nacional de la identidad puertorriqueña, que favorece una individualidad “híbrida” compuesta por herencias españolas, indígenas y africanas, pero con marcado énfasis en el primero de dichos legados.
Con trabajos que incluyen dibujos, esculturas, pinturas, grabados e instalaciones, lxs ocho artistas de Paréntesis participan en Puerto Rico Negrx. Sus piezas demuestran el grado al que sus prácticas se relacionan con discursos artísticos contemporáneos, incluyendo la abstracción, la figuración sutil y las nociones del yo. Algunxs de lxs artistas produjeron nuevas piezas para Puerto Rico Negrx, mientras que otrxs participan con trabajos preexistentes que nunca se habían exhibido en un museo o con piezas que ya formaban parte de la colección del MAC. El museo aprovechó la oportunidad para restaurar trabajos que no habían sido exhibidos públicamente hasta ahora, preservando así historias del arte. Del mismo modo, Puerto Rico Negrx se interesa en explorar las sutilezas, y fuerza del arte producido por artistas que se identifican a sí mismxs como puertorriqueñxs Negrxs.
DANIEL LIND RAMOS
Loíza, Puerto Rico 1953
Espíritu del corte
1996
Ensamblaje con objetos encontrados, creados e intervenidos / Assemblage with objects found, created and intervened
94 x 85 ½ x 17”
Colección / Collection Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico
Donación de / Gift of Daniel Lind Ramos, 2017
Foto por Antonio Ramírez Aponte
En su carácter como la primera exhibición institucional que presenta artistas Negrxs en un contexto histórico específico y en diálogo intergeneracional, Puerto Rico Negrx también está comprometidx con resaltar el diverso y amplio espectro de medios artísticos en y con los que estxs artistas trabajan. Considerados en su conjunto, además, el abanico de temas abordados en las piezas incluidas en Puerto Rico Negrx es notablemente diverso: la identidad, el desplazamiento de comunidades, la trata esclavista trasatlántica, el cimarronaje y otras formas de resistencia, la espiritualidad, la abstracción, la soberanía alimentaria, la migración (forzada o no), las historias post plantación, la ancestralidad y la genealogía y las exploraciones en torno al reggaetón y otras formas de música, entre otros. Así, la exhibición provee un acercamiento multifacético que celebra la producción creativa de artistas Negrxs.
Las piezas de arte tienen muchas vías de entrada, posibles interpretaciones, lecturas y temas. En respeto a esa inherente multiplicidad, no hemos asignado títulos a las secciones de la exhibición, sino que sugerimos interpretaciones y conexiones entre los trabajos por medio de nuestros agrupamientos de piezas a través de las galerías del museo. La exhibición abre con varias piezas que proveen una hoja de ruta curatorial. Piezas de los noventa, incluyendo de Jesús Cardona, Ramón Bulerín, Daniel Lind Ramos, Awilda Sterling Duprey y Edwin Velázquez, así como del artista de la performance Javier Cardona, ofrecen una introducción a cómo lxs artistas de ese momento se propusieron confrontar las fuerzas del poder o las convenciones, tanto estética como temáticamente. Ya fuera por conservadurismo en el mundo del arte o por el modo en que se reiteran narrativas racistas en la complicidad de diversxs actorxs e instituciones sociales, estas piezas comunican el activo involucramiento de lxs artistas entre sí y con el mundo del arte contemporáneo más amplio. Hemos incluido una selección de imágenes de archivo, revistas y discos compactos del archivo de reggaetón de Hasta ‘Bajo Project para explorar más aún las realidades de un período caracterizado por políticas de mano dura, brutalidad policiaca y censura de la así llamada música underground, que evolucionó para convertirse en el reggaetón de hoy, posiblemente el género musical más popular en todo el mundo hoy en día. Junto a dichos materiales, se ubican piezas de Kiván Quiñones y Glendalys Medina, apuntando a nuestro interés de presentar trabajos –y reclamarlos como parte de la historia del arte puertorriqueño– en un diálogo intergeneracional inclusivo de la diáspora puertorriqueña. Más aún, la serie de esculturas de Quiñones Seashell Telephone provee un evocador y recurrente motivo de la exhibición en pleno. Los caracoles, o las conchas más específicamente, se vuelven símbolos del deseo de relación a través del tiempo, del espacio, del océano, para literalmente llamar a unx ancestrx, o incluso más osadamente, para imaginar una Atlántida Negra.
Vista de exhibición de Puerto Rico Negrx. De izquierda a derecha, obras de: Javier Cardona, Awilda Sterling Duprey, Kiván Quiñones, Glendalys Medina y Edwin Velázquez. Foto por Raquel Pérez Puig.
La selección de piezas de lxs artistas Esteban Valdés, Juan Sánchez, Shellyne Rodríguez, Juanita Lanzó, Zuania Minier y Luis Rivera Jiménez destaca un abordaje no esencialista a la nacionalidad, así como la importancia de la solidaridad a través de comunidades y los modos en que la Negritud constituye la línea directa que conecta sus experiencias vividas. La lucha creativa, ya sea mientras se confronta la vasta blancura de un papel o la economía propia de ser unx artista independiente bajo las condiciones de producción en Puerto Rico, es palpable en piezas de Ramón Bulerín y Awilda Rodríguez Lora, así como en la colaboración de esta última con Macha Colón, quien dirigió el vídeo SUSTENTO. En esta pieza, una versión digital de Awilda habla desde el futuro tras los miles de performances que ha realizado y el amor que ha experimentado.
Esteban Valdés
Ciudad de Mexico 1947 - San Juan, Puerto Rico 2020
PUERTO RICO PARA LOS PUERTORRISUEÑOS
ca. 1967
Collage
3 x 11”
Colección privada / Private Collection
Foto por Raquel Pérez Puig
Habitualmente, las tradiciones musicales se han asociado con la Negritud en Puerto Rico, pero en vez de hacer referencias explícitas a géneros musicales, algunxs de lxs artistas en Puerto Rico Negrx incorporan la música de otras formas en su trabajo. Por ejemplo, el título del dibujo de Jesús Cardona hace referencia a una famosa canción de salsa, mientras que el sonido de los Cantes del Piyayo matizados por el ritmo del reggaetón en la pieza de vídeo de Sofía Córdova inunda el espacio de la galería. A su vez, el Homenaje a Nicolás Guillén de Esteban Valdés incorpora la musicalidad en la reverberación de palabras hirientes, mientras que Awilda Sterling Duprey encarna la música al colapsar composiciones musicales en las de sus dibujos abstractos. Más adelante en la exhibición, un grupo de piezas de Juan Sánchez, Liz D. Amable, Nitzayra Leonor, Adriana Parrilla, Jesús Cardona y Amber Robles Gordon presentan variadas reflexiones sobre el yo, que van desde cómo lxs artistas escogen representarse a sí mismxs hasta sus interacciones con la familia, la herencia, las imposiciones raciales y las transformaciones espirituales.
Vista de exhibición de Puerto Rico Negrx. De izquierda a derecha, obras de: Juan Sánchez, Nitzayra Leonor y Liz D. Amable. Foto por Raquel Pérez Puig.
La brutalidad de la trata esclavista trasatlántica se evidencia en el tríptico monumental, parecido a una pieza de altar, de Ángel Borroto. Ésta muestra imágenes levemente abstraídas de planos de las bodegas en los barcos esclavistas. El estilo en que está pintada la pieza, así como el modo en que los materiales que componen la superficie pintada se han colocado en múltiples capas, confirma los inimaginables niveles de violencia infligidos contra la forzada diáspora africana. Estas imágenes del Atlántico Negro confrontan explícitamente la propuesta de William Villalongo de un Mediterráneo Negro, y se avistan junto al grabado de híbridos mitad humanos, mitad caracoles de Arleen Casanova Ferrer, así como en compañía de las esculturas al relieve de una fantasmagórica caña de azúcar de Ada del Pilar Ortiz, todas piezas que nos recuerdan los legados de la esclavización.
Ángel Borroto
La Habana, Cuba 1992
Reside en / Lives in Puerto Rico
*
Direcciones / pilares / estructura
Directions / Pillars / Structure*
2022
Medio mixto / Mixed media
8 x 10’ c/u / ea.
Cortesía del artista / Courtesy of the artist
Foto por Raquel Pérez Puig
La espiritualidad, los sistemas de creencias afrodiaspóricos y las estéticas que con éstas se relacionan, están presentes en varias de las piezas a lo largo de toda la exhibición. Pese a que el Yoruba no fue el grupo étnico africano predominantemente traído a la fuerza a Puerto Rico, su sistema de divinación Ifá, el panteón de divinidades conocido como los orishas, así como otras referencias de color asociadas con dichas tradiciones, son una fuente de inspiración para muchxs artistas, estén o no iniciadxs. El collage de Clotilde Jiménez sobre una figura que se autobautiza parece apropiado en este escenario –personas que han decidido jurarle lealtad a una tradición que les empodera, buscando conexiones espirituales como forma de reparación de los vínculos con sus ancestrxs que les fueron cercenados. Un énfasis particular en la dimensión espiritual-estética y en el deseo de conectar con lxs ancestrxs vincula piezas tales como Altar afroboricua de Edwin Velázquez y las pinturas en telas estampadas de la serie Me llaman de Kiván Quiñones. Tony Cruz Pabón presenta sus meditaciones sobre dibujar un afro, la copa de un árbol y una nube en la pieza Nube acompañada por un vaso de agua invertido, medida popular para detener la lluvia. Tres piezas de Gadiel Rivera abordan la historia de cimarronaje, espiritismo y sincretismo en Puerto Rico. Creadas entre 1993 y 2023 en diferentes medios, dichas piezas son, no obstante, incuestionablemente productos del mismo artista, quien vuelve sobre trabajo previo para moverse en otras direcciones.
Los temas del desplazamiento y la migración también tienen una presencia preponderante en la exhibición, pues varixs artistas nacieron en Estados Unidos, se mudaron allí –o a Puerto Rico– más adelante en su vida, o han pasado un periodo significativo de sus vidas allá o en Puerto Rico. La inquietud sobre poder permanecer en Puerto Rico tiene una presencia significativa, en tanto muchxs artistas se han visto forzadxs a irse debido a la gentrificación o a la falta de condiciones de trabajo y vida mínimamente adecuadas. Algunxs también se han ido para cursar estudios o explorar nuevos derroteros artísticos en Latinoamérica, Europa o Estados Unidos. En el extranjero, o tras su regreso, han confrontado variadas experiencias racistas, así como el no ser reconocidxs como puertorriqueñxs. Las piezas de Rogelio Báez Vega, Cielo Félix Hernández, Arleen Casanova Ferrer y Jesús Cardona muestran los cada vez más específicos lugares de los que lxs artistas provienen, con relatos complementarios sobre por qué ya no están allí.
Jesús Cardona
Dorado, Puerto Rico 1950
Los muñequitos del domingo
2010
Acrílico sobre tela / Acrylic on fabric
69 x 50”
Cortesía del artista / Courtesy of the artist
Foto por Raquel Pérez Puig
Otra preocupación importante en la exhibición es la soberanía alimentaria. Gamaliel Rodríguez aborda los vínculos con la esclavitud de cultivos importantes, tales como el plátano y la pana, alimentos básicos en la cocina puertorriqueña, así como motivos de orgullo. La monumental trampa de jueyes, de dimensiones humanas, creada por Edgardo Larregui es un homenaje a la cultura jueyera en pueblos costeros alrededor de Puerto Rico. Incorporando pintura, escultura y artesanías, así como documentación en fotos y audio, La trampa exalta el ingenio que resulta de la necesidad, el orgullo ante la continuidad de las tradiciones y los simplemente deliciosos sabores de un buen asopao de jueyes. Mientras, la serie de fotos y el vídeo Foodtopia de Las Nietas de Nonó conciernen las restricciones coloniales de nuestras fuentes alimenticias, así como las complicaciones adicionales que personas en barrios empobrecidos y racializados enfrentan para asegurar su sustento. En el video, Las Nietas cazan, recolectan y cosechan alimentos, demostrando así una abundancia de posibilidades a nuestro alrededor para alimentarnos. Aun así, las tareas son arduas y requieren mucho tiempo, destreza, creatividad y conocimiento. Luego de trabajar todo el día, y mientras cae la noche, Las Nietas cocinan un delicioso platillo.
Hacia el final de la exhibición, hemos pareado una escultura de Jafet Cruz Cordero con un vídeo de Pepón Osorio como declaraciones finales en Puerto Rico Negrx. La pieza de Cruz Cordero, Engreñao (como me decía mi abuela), muestra dos peines enormes y alargados, desafiantes, como diciendo, “engreñao, ¿y qué?” El ánimo es marcadamente distinto en el vídeo de Osorio. Montado como una doble proyección en una pizarra invertida instalada en el techo de la última galería, el corto vídeo muestra a un adolescente, Jacob Rodríguez, víctima del cierre de su escuela en un barrio Negro y Latinx del norte de Filadelfia. El vídeo en repetición muestra a Rodríguez escribiendo en la pizarra, “Do I have to die for things to change?” [¿Tengo que morir para que las cosas cambien?], luego borrando la pregunta con sus manos desnudas y acercándose a mirarnos inquietantemente. La respuesta a su pregunta, como sabemos, siempre debe ser “no.” Sin embargo, somos conscientes de tantxs que han tenido que morir para que las cosas cambien, que han sido asesinadxs para que las cosas cambien. Aunque este final de la exhibición puede parecer sombrío, estuvimos de acuerdo en que debía ser sobrio. Pese a que celebramos este proyecto, también somos conscientes de sus límites, tanto como del sinnúmero de cambios profundos, a nivel de la sociedad en pleno, que aún se necesitan para combatir formas de racismo –y sus implicaciones– explícitas y sistémicas, así como implícitas y ordinarias.
Puerto Rico Negrx, que también incluye una serie de performances, forma parte de un programa multianual de exhibiciones y proyectos desarrollados en el MAC y también fuera del museo, por medio de MAC en el Barrio, el programa del museo para la equidad cultural y las comisiones artísticas en comunidades a través de Puerto Rico. La exhibición es también el resultado de un continuo examen de la colección de la institución, proceso que desembocará en adquisiciones transformadoras.
En 2023, Puerto Rico Negrx abrió en un contexto distinto al de Paréntesis. En años recientes, una plétora de exhibiciones se ha organizado presentando artistas Negrxs en las islas y más allá. Varias continúan siendo gestadas por Edwin Velázquez, junto a otrxs pionerxs culturales como la doctora María Elba Torres. En esta ocasión, muchxs más artistas acudieron al llamado a proclamar su Negritud. Puerto Rico Negrx incluye 39 artistas y colectivos trabajando en una gran variedad de disciplinas y ejemplificando cómo las cuestiones de raza y racialización siguen siendo espacios de contención en necesidad de más investigación y compromiso curatorial. Este proyecto pretende pervivir más allá de exhibiciones temporeras, tanto la fundacional que fue Paréntesis como la actual Puerto Rico Negrx. Queremos ampliar la conversación aún más, expandiéndola en conexión con diálogos internacionales, toda vez que ofrecemos una discusión sobre las especificidades sociales y culturales puertorriqueñas en relación con otras regiones del planeta.