La obra de arte “La rebelión de las raíces” de Daniela Ortiz retrata una serie de escenarios en los que migrantes, individuos racializados, plantas, espíritus del sur global y animales se unen para enfrentar el racismo institucional europeo y las estructuras coloniales. Uvillas y chontacuros ocupan un lugar destacado en las pinturas de Daniela, que creó pensando en la resiliente comunidad migrante ecuatoriana en Europa. A través de sus pinturas de ofrendas votivas, la artista no solo imagina formas de justicia en respuesta a una historia marcada por la extracción, la esclavitud y el saqueo de recursos por parte de Occidente; su arte también sirve como un conducto entre los reinos terrenales y sagrados. Las pinturas de Daniela poseen un carácter propiciatorio, como si se estuviera comunicando con fuerzas superiores capaces de alterar el curso de la vida. Esta dimensión ritualista se refleja incluso en la composición rítmica de los textos dentro de sus obras de arte. Las plantas, que sirven como protagonistas en sus narrativas, encarnan una idea de curación que se extiende más allá del cuerpo individual, desafiando la perspectiva limitada de la curación liberal. En cambio, su obra enfatiza la urgente necesidad de restaurar un equilibrio ecológico y social fracturado. A través de “La rebelión de las raíces”+N16, Daniela Ortiz nos invita a reflexionar sobre el poder de la acción colectiva, la resiliencia y las interconexiones entre los humanos, la naturaleza y la espiritualidad. Sus pinturas abogan por una sanación integral que aborde las heridas profundas infligidas por las injusticias históricas y busque restaurar la armonía dentro del tejido ecológico y social de nuestro mundo.