Las fotografías de Cruz sirven como autorretratos poco convencionales y performativos, que capturan el viaje de resiliencia y sanación del artista frente a las complicaciones de salud relacionadas con el VIH/SIDA a principios de 2015. Estas imágenes profundizan en las intrincadas conexiones entre los reinos corpóreo, viral y ecológico. Al hacerlo, traen al primer plano las narrativas que rodean al VIH/SIDA dentro del panorama artístico contemporáneo del sudeste asiático, particularmente en Filipinas. Al mismo tiempo, abordan el papel de las pandemias como fenómenos influenciados por el colonialismo, impulsados por la extracción de recursos naturales y la eliminación de las tradiciones indígenas. Las obras de arte de Cruz evocan las ecologías duraderas e interconectadas de las enfermedades infecciosas en Filipinas, que se remontan a la era del colonialismo español. Durante este tiempo, el aumento del comercio marítimo, el impacto destructivo de las prácticas agrícolas coloniales en los ecosistemas vitales y las intervenciones militares en los sistemas alimentarios hicieron que las poblaciones filipinas fueran susceptibles a oleadas recurrentes de enfermedades. En el contexto actual de pandemias contemporáneas e históricas y el auge del racismo antiasiático, Cruz invita a la reflexión sobre la falta inherente de significado o intención en las enfermedades virales. En cambio, destaca cómo los contextos humanos, que abarcan la inclusión y la exclusión social, imbuyen a los virus de un significado que amplifica su peligrosidad percibida. Cruz invita a los espectadores a reflexionar sobre las historias entrelazadas de la salud, la colonización y el borrado cultural a través de sus conmovedores autorretratos. Su obra es un poderoso recordatorio de las dinámicas complejas que dan forma a las pandemias y la necesidad urgente de reconocer y desafiar las narrativas que las rodean.